sábado, 3 de marzo de 2007

† TuS OjOs †


† TuS OjOs †


Me atormentan, penetrantes, como un taladro que no deja de repercutir en mi cabeza y que cada vez llega más hondo, una estancia constante en mi mente que me repugna y a la vez son culpables de mi inexorable deseo, poseerlos.


Un lucha constante entre el miedo que me provoca fijar mis pupilas en las tuyas y el no poder retirarlas. Una lucha entre dejar que me apuñalen abriéndose paso hasta lo más profundo, investigando cada resquicio de mi imaginación, mi pensamiento o retirar hacia el horizonte vacío mis impotentes ojos incapaces de enfrentarse a los tuyos, huyendo despavoridos de tu fija mirada.


Una mirada fría, en un principio inofensiva, pero que sabe, como sabe un tigre cazar su presa, corriendo tras ella hasta atraparla sin darle tregua ni descanso, hasta que finalmente, bajo sus zarpas desgarradoras sucumbe asustado el cachorro con ojos de cordero degollado, que pide suplicante una oportunidad y que se niegan a otorgársela, como hacen tus cuencas felinas, quienes siempre tienen la última palabra muda.


Una mirada imponente capaz de crear víctimas, que sin ser real, se imaginan arrinconadas, sin el más mínimo espacio que les permita huir y cuya única salida es doblegarse atemorizadas a tu fuente de poder pero que en lo más profundo de su inconsciencia anhelaban desafiarte, por que dentro de tu dominio también tiene cabida la capacidad de atraer.


Fuente de poder que se clava como mil agujas llevando hacia la locura al ser más cuerdo que haya sobre la faz de la tierra, por que una vez que hayas escogido a tu mártir, este no tendrá escapatoria, no le queda más que rendirse al final de la caza, dejando que tus pupilas e iris aniden en su cerebro, para ya nunca más abandonarlo, y hacer que, paulatinamente haga acto de presencia la demencia creciente acompañada de desvaríos y delirios que pelean con el tiempo en contra, resistiéndose a la idea de tu eterna permanencia en su cabeza, buscando sólo ser capaces de controlar cuando quieren y cuando no, dedicarte una mirada.


Ojos que infunden sospecha, hacen retroceder aturdidos aquellos que por ignorancia se atrevieron a dedicarte un guiño, que ahora descubridores de tu secreto se ven sin más remedio que subyacer a tus oscuros encantos, ahora incapaces de posar sus pupilas sobre las que le vencieron a pesar de su sed por devorarte en la revancha de la batalla, pero que en medio de su ataque tocaran retirada, resultando tú por enésima vez el más absoluto de los triunfadores, sin que haya rival que haga que caigas de tu pedestal de gloria, donde reinas confiado sabiendo que nadie jamás será capaz de arrebatarte el trono.


Son tus ojos seres que provocan miedo, asustan, atormentan, arrinconan, afligen, abruman, crean pesadillas, recelo, desconfianza, espantan, aterrorizan, aterran, sobrecogen... pero a la vez, sí, a la vez, son capaces de hipnotizar haciendo que sea imposible el no dedicarte una mirada, la que siempre juramos será la última, engañándonos a nosotros mismos.


Y ahora, así me encuentro yo, caminando dando tumbos en un pasillo, golpeándome contra las estrechas paredes presa de mi enloquecimiento, pasillo que se me asemeja al de un manicomio donde las paredes de mi mente se me vienen encima, me agobian. Pasillo de lo ambiguo entre el mirarte y no mirarte.


† Stygia †